Ya lo creo que existen, con alma
blanca, pero no te asustes princesa, no voy a raptarte todavía, aunque no hay
historia de piratas que se precie en que no se rapte a alguna princesa para
pedir dignos y maravillosos tesoros a cambio. De momento sólo voy a robarte un
poco de tiempo, que para mí no es gran cosa, porque a fin de cuentas, ¿qué es
el concepto de tiempo en la eternidad? En este mundo en que os gusta vivir
habéis conseguido convertir ese concepto tiempo en uno de los tesoros más
preciados, ¡por mil diablos, no creo que sepáis bien lo que os hacéis! Mi nombre,
¿qué más da? ¿Recuerdas al viejo Jonh Silver el Largo, el pirata Flint, o el
temible Perro Negro? Yo soy cualquiera de ellos o todos a la vez, prefiero que
inventes un nombre para mí porque el mío auténtico está inmerso en demasiadas
tragedias y un quién sabe. Lo único que puedo decirte es que conozco el mar y
el agua, y los seres que habitan en ese mar, y hablo con el viento y se
convierte en mi debilidad ya que no queda ni un triste galeón inglés que
echarse a la punta del sable. Así que me da por abordar sentimientos y
sensaciones, y vivir aventuras en mi imaginación. Pero, ay princesa, qué pocas
aventuras quedan para echarse al cuerpo. ¡Por rayos y centellas y truenos!
Vamos perdiendo poco a poco el sano vicio de soñar, aunque sea con los mares del
Sur, o con esos tesoros escondidos en una isla desierta. Por eso quiero
proporcionarte ese mapa del tesoro princesa, y cuando leas este mensaje, que a
partir de ahora te voy a mandar pues como hacen los piratas desde alta mar en
una botella, vistas tu alma de niña y dejes volar tu imaginación hasta aquellas
tierras vírgenes que soñaste mientras leías aquellos libros de aventuras cuando
eras pequeña, allí donde se esconden los verdaderos tesoros. Sueña la aventura
de vivir y olvida por unos instantes el cautiverio de vivir este tiempo, que
los sentimientos no tienen tiempo, que los sentimientos no tienen límite y
además hacen tambalear los mismo cimientos del mundo. Aunque esta es otra
historia y te la contaré en otro momento.
Texto leído en la sección "Cartas del Navegante", en el programa de radio Océano Pacífico de María Quirós (Cadena Dial).
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