+ Buen peregrino, no riñas tanto a tu mano, que demuestra un gran fervor a esto. Pues hasta las manos de los santos tocan a las de los peregrinos, y al tocar palma con palma es el beso del palmero.
- ¿No tienen labios los santos? ¿Ni los piadosos palmeros?
+ Sí peregrino, labios para usar en la oración.
- Entonces querida santa, deja que los labios hagan como las manos. No conviertas fe en desesperación.
+ Los santos no se mueven cuando acceden a las suplicas.
- Entonces quieta mientras recojo el afecto de mi oración.
[...] Así quedan mis labios limpios de pecado por los tuyos.
+ Entonces, ¿mis labios tienen ahora el pecado?
-¿Pecado de mis labios? Me reprochas con dulzura. ¡Devuélveme mi pecado!
Romeo + Julieta
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